lunes, 30 de marzo de 2009

Aromas Extaños

Resulta que un día voy a los videojuegos que estaban a la vuelta en la esquina, y estaba este pibe que, era una pendejo bastante insolente de niño, que interceptaba a quienes queríamos disfrutar una fichita en el pacman y te decía, mirá que olor tengo en el ombligo, y te quería clavar un dedo en la nariz habiéndose, previamente y a la vista de todos, escarvado el ombligo.

Tuve suerte de haberle detenido a tiempo y zafé que me metiera el dedo en la napia pero el que estaba atrás mio no, y le olió bien olido la punta del dedo. Calculo que la falange entró prácticamente hasta el lobulo frontal. Y arrugando la nariz, decian, quienes eran víctima de la violacion de nariz: "Pero qué olor!"

El pibe reía junto a su amiguito cómplice con risas de picardia malvada.

Y claro, desde un punto en el que no me veía dentro del salon de videojuegos, resulta que lo vengo a descubrir que se cicoteaba el anillo de cuero con el dedo, y hacia con mímica que se lo sacaba del ombligo. Y justo antes que su victima pudiera reaccionar, en un inminenete ataque relápago: ¡¡¡Pumba!!! Directo a la fosa nasal.

Nadie lo detuvo entonces. Y nadie lo detendrá jamás.

FIN.

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